Dos jóvenes fundadores levantan $6 millones para crear pesticidas más seguros usando IA
Una startup fundada por dos adolescentes ha conseguido $6 millones en financiación para desarrollar una nueva generación de fungicidas agrícolas más seguros y específicos, utilizando Inteligencia Artificial para el diseño molecular. La ronda de inversión ganó notoriedad por incluir a Paul Graham, cofundador de Y Combinator, como inversor.

La agricultura moderna se enfrenta a un dilema: cómo proteger los cultivos de plagas y enfermedades sin dañar el medio ambiente ni la salud humana. Los pesticidas tradicionales, aunque efectivos, a menudo son demasiado amplios en su acción, eliminando organismos beneficiosos y dejando residuos persistentes. Aquí es donde entra en juego la Inteligencia Artificial.
Una nueva startup, fundada por dos jóvenes emprendedores, ha captado la atención del mundo tecnológico y agrícola al recaudar 6 millones de dólares para abordar este problema. Su propuesta es radical: utilizar la IA para diseñar desde cero moléculas de fungicidas que sean ultra-específicas, atacando solo los patógenos fúngicos que causan la pérdida masiva de cultivos, sin afectar al ecosistema circundante.
La necesidad de repensar el control de plagas
Las enfermedades fúngicas son responsables de la pérdida de hasta un tercio de los cultivos mundiales cada año, un problema que se agrava con el cambio climático. Actualmente, la creación de nuevos fungicidas es un proceso largo, costoso e inherentemente ineficiente. Los científicos prueban miles de compuestos en laboratorios, esperando encontrar uno que funcione y que cumpla con las estrictas regulaciones de seguridad.
Este método de “prueba y error” es lo que la IA está destinada a reemplazar. Los pesticidas actuales no solo son un riesgo ambiental, sino que también generan resistencia en los hongos, obligando a los agricultores a usar dosis cada vez mayores, creando un círculo vicioso peligroso.
¿Cómo entra la Inteligencia Artificial en el diseño molecular?
La clave de esta startup reside en el diseño molecular asistido por IA. Piense en el diseño de moléculas como intentar encontrar la llave perfecta para una cerradura entre miles de millones de posibilidades. Los humanos pueden tardar años en probar unas pocas docenas de llaves.
La IA, por otro lado, puede simular y predecir el comportamiento de miles de millones de moléculas en cuestión de horas. Utilizando modelos predictivos avanzados, la IA puede identificar rápidamente qué estructuras químicas tienen la mayor probabilidad de unirse al objetivo biológico (el hongo patógeno) sin interactuar con las células de las plantas, los animales o los humanos.
Esto acelera drásticamente el proceso de descubrimiento y permite a los fundadores crear compuestos que son más potentes y, crucialmente, biodegradables, minimizando el impacto ambiental a largo plazo. Es la diferencia entre buscar a ciegas y tener un mapa detallado del tesoro molecular.
El sello de aprobación de Paul Graham
El éxito de la ronda de financiación de 6 millones de dólares no solo se debe a la promesa de la tecnología, sino también a la validación de figuras clave en el ecosistema startup. La inclusión de Paul Graham, cofundador de la aceleradora Y Combinator y una de las voces más influyentes en el mundo de la tecnología, es un poderoso indicador de la seriedad del proyecto.
Graham es conocido por su ojo para las ideas disruptivas y su inversión en esta compañía subraya la creencia de que la biotecnología y el diseño molecular impulsado por IA representan el futuro de la agricultura. Esta financiación permitirá a los jóvenes fundadores llevar sus compuestos moleculares de la fase de diseño digital a las pruebas de campo reales, un paso vital para la comercialización.
La historia de estos fundadores no solo es un testimonio del talento joven, sino también un recordatorio de cómo las herramientas de Inteligencia Artificial generativa están saliendo de los laboratorios de software para resolver problemas tangibles y urgentes en sectores tan vitales como la alimentación.






